Un día triste para la ingeniería de minas al despedir a uno de sus componentes más ilustres con un perfil más próximo a los genios de la ilustración que a los tecnólogos actuales.
Nuestro compañero Ángel Arias Fernández, era Doctor Ingeniero de Minas, Tesorero del Consejo Superior de Colegios de Ingenieros de Minas y Abogado Socio del Bufete Arias & De Diego. Autor de numerosos libros, entre los que se encuentran, SONETOS DESDE EL HOSPITAL, METAFÍSICA Y POESÍA, AL SOCAIRE.
Nuestra profesión ha perdido a una excepcional persona, muy querido por todos aquellos que tuvimos el placer de conocerlo. Durante su dilatada vida profesional desarrolló una gran labor trabajando por nuestra profesión. Fue vocal de los Colegios Minas del Noreste y Centro de España; del segundo, fue durante ocho años, vicedecano. Perteneció a los Comités de Medio Ambiente, Servicios Profesionales y Deontología de la Unión Interprofesional de Madrid.
Para la difícil misión de definirlo no veo mejor manera que utilizar algunas frases de un discurso suyo pronunciado en 2017 con motivo de la entrega por el Colegio Centro del Premio a la Mejor Trayectoria Profesional como Ingeniero de Minas y decía lo siguiente:
“Cuando le comenté a una de mis cuatro nietas -seis años- que mis amigos del Colegio me habían dado el reconocimiento a la trayectoria profesional, me preguntó “Abuelo, ¿Qué es eso?” “Es un premio por mi carrera”, le contesté. Se me quedó mirando, asimilando lo que le había dicho. “¡Pero si tú no corres un pimiento!¡Yo siempre te gano!”, me replicó.
Santiago Ramón y Cajal es un ejemplo de perseverancia, constancia en la ejecución de sus trabajos de investigación, a despecho de dificultades, zancadillas y falta de medios. Si me tengo que definir con un par de brochazos, reconozco que soy lo contrario de esa representación. Soy inconstante, todo me atrae, he cambiado de trabajo muchas veces y siempre los he dejado con la impresión de haber abandonado las cosas a medias. Por fortuna, siempre ha habido excelentes continuadores y perfeccionadoras de esa obra inacabada. A ellos quiero, aunque sea sin citarlos, rendir homenaje hoy. Como también quiero rendirlo a la persona que más ha hecho por impulsar mi ánimo, sacrificando su propia carrera. Si del admirado Ramón y Cajal se decía que la mitad de Cajal era su mujer, la mitad de este Arias la sostuvo mi esposa, María Jesús.”
Desde aquí queremos sus compañeros enviarles a todos sus familiares, en especial a su mujer, María Jesús, y a sus dos hijos, un cariñoso abrazo y expresarles nuestro más sincero pésame con el deseo de su eterno descanso.
Por último, nada mejor que utilizar una frase de Ángel para animaros a todos los Ingenieros de Minas a trabajar por el Colegio y por nuestra querida profesión:
“Animo a todos los compañeros que no estén aún colegiados, a que lo hagan. Y a los que lo estéis, a que participéis más en las funciones del Colegio. El trabajo mejor no es obra de individualidades, sino de colectivos. De gentes que han llegado a hombros de otros.”
Descansa en paz, Angel Manuel